UNT ha decidido el pasado 4 de junio suscribir el Manifiesto por la Defensa Social y apoyar el acto público que los organizadores han convocado para el próximo sábado 16 de junio en la Plaza de Callao de Madrid.
Desde UNT animamos a todos nuestro afiliados y simpatizantes para que participen en esta campaña para hacer visible nuestra oposición total a los recortes sociales y para defender la necesidad de sustituir el decadente y ruinoso sistema ecnómico capitalista por otro nacionalsindicalista.
Este es el texto del Manifiesto:
Manifiesto por la Defensa Social
La sociedad está siendo atacada
La sociedad española está siendo víctima del ataque
de los poderes económicos. Organismos nacionales e internacionales y
grandes empresas, tanto nacionales como extranjeras, acosan al pueblo
español intentando reducir sus niveles de bienestar. Pretenden destruir
un patrimonio social que abarcaba hasta ahora –aún con sus grandes
deficiencias- al conjunto de la sociedad y que proporcionaba a la mayor
parte de los españoles los servicios y medios fundamentales para llevar
una vida digna: sanidad, educación, pensiones, vivienda, etc.
Ya está bien
No podemos seguir contemplando impasibles como la
única solución para la crisis son los recortes de prestaciones sociales y
la reducción del gasto público. Es preferible mantener ayudas para que
los particulares no pierdan su capacidad de consumir, que permitir que
la sociedad se empobrezca hasta que no exista actividad económica
alguna.
No podemos consentir que se consideren gastos,
partidas que en realidad son inversiones sociales. Es preferible asumir
un mayor déficit que estrangular las economías familiares y de la
pequeña empresa sin las que no hay solución a la crisis.
No podemos dejar de recordar que existen partidas
presupuestarias que se deben recortar o suprimir: subvenciones
millonarias a Partidos Políticos, Sindicatos, Asociaciones
Empresariales. Es preferible dejar que los partidos políticos se
autofinancien a tener que recortar horas de enseñanza a nuestros hijos.
No podemos olvidar que el estado de las autonomías es
responsable de gran parte del déficit por haber sobredimensionado la
administración y que además es un permanente generador de gastos
inútiles y de groseros casos de corrupción. Es preferible eliminar
embajadas autonómicas en el extranjero que recortar la sanidad.
No podemos permitir que la sociedad mire hacia otro
lado mientras la crisis financiera sigue beneficiando a los bancos que
son los primeros responsables de su llegada. Es preferible someter a los
bancos al control estatal que seguir dándoles fondos y más fondos que
terminan utilizando para seguir especulando.
No podemos depender de los dictados de las agencias
de calificación, exclusivamente interesadas más en optimizar los
beneficios de sus patrocinadores y ajenas al reto de hacer viable un
mundo donde las personas puedan ganarse la vida con justicia y dignidad.
Es preferible dejar de prestar oídos a las agencias de rating, que
permitir que las opiniones de cuatro especuladores puedan afectar a
economías nacionales y de empresas hasta llevarles a la misma quiebra.
Un ataque antidemocrático
Nadie ha elegido a las entidades financieras,
empresas y organismos que nos imponen recortes y dilapidan el patrimonio
social de todos los españoles. Ningún español ha sido consultado sobre
la conveniencia o no de modificar la Constitución para satisfacer a los
mercados. Sin embargo, estos poderes tienen capacidad para modificar la
legislación, imponer sacrificios y modular la acción del Gobierno a su
antojo.
España no es hoy un país verdaderamente democrático.
Nuestra Nación no disfruta de soberanía económica, los ciudadanos son
rehenes en manos de las entidades financieras y la gestión de las
empresas en las que desarrollan su trabajo les está vetada. Los
falangistas defendemos inequívocamente la democracia, tanto política
como económica y creemos que cuando tanto se reprime nuestra capacidad
de tomar decisiones debemos poner en práctica el recurso legal a la
DEFENSA SOCIAL.
Tenemos derecho a defendernos
La sociedad tiene derecho a defenderse. No nos
resignamos a perder nuestros derechos. No vamos a asistir impasibles al
desmantelamiento del Estado del bienestar. Nos negamos a ser meros
espectadores en la demolición de los servicios públicos. Queremos
participar en la toma de las decisiones que tanto nos afectan.
Los beneficiarios de este proceso pretenden
anestesiarnos para que aceptemos sin protesta. Nosotros preferimos alzar
la voz, organizar la defensa social, identificar a los responsables
últimos del ataque y ofrecer soluciones audaces, imaginativas y justas.
No queremos olvidar
Que hay responsables de la crisis. Que los hay por
acción y por omisión. Nos proponemos identificarlos. Es necesario que el
pueblo conozca a quienes representan para él una amenaza. Que seamos
capaces de poner nombre y apellidos a quienes se esconden tras siglas y
nombres comerciales. Es hora de exigirles responsabilidades. Que den la
cara.
Recordemos siempre que los culpables, entidades
financieras, grandes corporaciones lobbies políticos, dirigentes
globales y políticos locales, siguen manteniendo estándares de vida
altísimos, mientras las víctimas de sus acciones avariciosas y de su
especulación, se desangran y todavía se ven obligados a pagar los platos
rotos de la crisis.
No debemos dejar de señalar con el dedo a los
culpables, buscarlos donde estén y decirles a la cara que sabemos que
son ellos los que han decidido:
- Que el mundo entero y la vida de sus habitantes dependa de los mercados.
- Que los objetivos económicos se hayan convertido en algo abstracto sin tener en cuenta las necesidades de las personas.
- Que se valoren más las apreciaciones de los analistas bursátiles que las necesidades expresadas, a veces a gritos desesperados, por las personas afectadas por esta crisis.
- Que las personas sean solo datos estadísticos aparentemente carentes de necesidades y anhelos.
Y son ellos los responsables:
- Del despilfarro publico dedicado al propio enriquecimiento.
- Del desvío de fondos públicos a finalidades sectarias en partidos políticos sindicatos y demás entidades subvencionadas por el Estado.
- De la suspensión del necesario crédito para el mantenimiento de la actividad económica.
- Del hundimiento de nuestra economía a nivel empresarial y familiar.
- De permitir que el paro crezca hasta convertir nuestra sociedad en una gran residencia de jubilados forzosos, involuntarios expulsados de la vida útil y empujados a la desesperación, cuando no a la pobreza.
Soluciones
También somos conscientes de que la rebelión y el
señalar a los culpables no serán suficientes para superar este bache que
cada día se está haciendo más profundo. Hemos de buscar soluciones. No
podemos permitirnos el lujo de no pensar. No podemos dejar de buscar una
salida y proponer acciones y soluciones que nos procuren un futuro
mejor, más justo y más humano.
Somos falangistas, nuestra permanente aspiración a
conseguir que la justicia social sea un bien universal, ha apuntado
siempre hacia un modelo de economía sindicalista. Un nuevo marco de
relaciones socioeconómicas que permita la autogestión de los
trabajadores organizados en sindicatos. Que estos sindicatos, además de
ser los auténticos poseedores de los medios de producción, se erijan en
entidades directamente integradas en el Estado. Entidades desde las que
se ejerza la democracia económica que nunca ha sido capaz de ofrecer el
liberalismo. El liberalismo, como la ley de la selva, la ley del más
fuerte, poco sabe de democracia.
Queremos que se reconozca el fracaso del capitalismo
de cuya verdadera naturaleza estamos teniendo estos años una muestra
clara. Solo este reconocimiento podrá situarnos en condiciones para
encaminarnos hacia un futuro diferente y mejor. Un futuro de superación
de las darwinianas leyes del mercado, que nos han sido impuestas como
única brújula de nuestra existencia, por los que medran a su amparo.
Siempre hemos defendido que hay que buscar un sistema
de crédito diferente del modelo de banca privada. Los bancos han de ser
considerados un bien público y sus objetivos deben ser sociales y
basados en las decisiones democráticas colectivas. Nuestra propuesta es
la banca sindical. Un sistema que promueva la puesta a disposición de
los recursos financieros para el cumplimiento de los fines económicos
del pueblo, representado por los sindicatos. El control de crédito por
los sindicatos, conformados democráticamente desde su base en las
empresas colectivas, hasta su cúspide en el mismo poder legislativo de
la nación, es nuestra solución para la crisis financiera. Una apuesta
fuerte y sin duda atrevida. Necesaria.
Otra vez quieren engañarnos
Buena parte de los recortes que estamos sufriendo nos
los presentan como inevitables. “No hay más remedio, es lo que toca”.
Como si de un fenómeno atmosférico se tratase y no de decisiones
susceptibles de ser criticadas.
Claro que son necesarios los recortes. Ya lo hemos
dicho. Recortes en los privilegios de los partidos políticos. Recortes
en los despilfarros de la administración. Pero hace falta más y ahora es
el momento de reclamarlo
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