El 1 de mayo de 1886 los trabajadores estadounidenses reclamaron en Chicago la jornada laboral de 8 horas, y esa justa reivindicación terminó ahogada en sangre; e incluso hoy en día en muchos países las reivindicaciones sindicales siguen siendo duramente reprimidas. Tras aquellas y otras luchas sindicales posteriores se avanzó no poco en materia de derechos laborales y sociales, incluso en países como España, donde aquella represión ya no sucede -al menos a ese nivel-, cada vez resulta más evidente el retroceso constante que se está produciendo precisamente respecto a esos derechos laborales y sociales; el capitalismo necesita ajustar cada vez más los márgenes de ganancia, y cuando se agotan los derivados de la técnica sólo queda recurrir al eslabón mas débil: el de los trabajadores.
Las condiciones laborales de los trabajadores españoles llevan décadas retrocediendo de forma constante: cada vez el empleo es menos estable; los asalariados pierden capacidad adquisitiva y han de recurrir muchas veces a otros empleos a tiempo parcial o a falsear las horas extraordinarias para complementar el sueldo y así poder mantener a la familia; los procesos de externalización de servicios y la irrupción de las Empresas de Trabajo Temporal precarizan el empleo; se amenaza incluso el futuro de la Seguridad Social para exigir a los trabajadores nuevos esfuerzos de cotización; las indemnizaciones por despido se rebajan cada vez más hasta llegar al extremo de que el despido sale casi gratis, etc. Cuando la situación económica general era favorable se alegaba la necesidad de “ganar en competitividad”, y ahora que el capitalismo sufre una profunda crisis general se alega precisamente esa crisis como excusa para exigirnos nuevos sacrificios, pero entonces ¿es que siempre vamos a tener que resignarnos los mismos, es decir, los trabajadores, a ser los paganos de los problemas estructurales del capitalismo? ¿Acaso no es evidente que estamos desde hace décadas en pleno proceso de vuelta a las condiciones laborales de los albores de la Revolución Industrial, con jornadas interminables y sueldos miserables? Entonces, ¿por qué no hay una respuesta contundente del movimiento sindical ante este constante atropello a los derechos de los trabajadores, logrados tras tantos años de lucha y sacrificios?
Pasan los años, estamos en 2009 y nos toca celebrar la conmemoración del 1º de mayo, el Día del Trabajo, volviendo la vista precisamente a las reivindicaciones de hace más de un siglo, como si apenas hubiera pasado el tiempo: condiciones laborales justas y jornadas de 8 horas que sean suficientes para mantener con dignidad una familia. Reivindicaciones que, por desgracia, perecen no haber perdido vigencia.
Desde Unión nacional de Trabajadores (UNT) queremos denunciar este 1º de mayo de 2009 las dos causas principales de esta situación de vuelta progresiva a las condiciones laborales del siglo XIX: la propia dinámica interna de funcionamiento del sistema económico capitalista y la actitud vendida y traidora de los falsos “sindicatos” oficiales del Sistema, verdaderos cómplices de este proceso y principales responsables del parálisis actual del moviendo sindical, ya que no les interesa que las cosas cambien.
UNT propone cambiar la estructura actual de la economía sobre la base y los principios del Nacionalsindicalismo, devolviendo al capital su misión meramente instrumental –lo que supone también exigir la nacionalización de la banca- y haciendo que la economía esté al servicio de las personas, y no las personas al servicio de la economía.
Pero como para que ese cambio pueda producirse topamos con ese primer problema –aunque no sea el único ni el principal- de los falsos y caducos “sindicatos” oficiales del Sistema, principales beneficiarios del actual modelo que les permite vivir de la subvención y con la comodidad que da el estar a bien con el Poder, desde UNT queremos hacer también un llamamiento a los trabajadores españoles para romper definitivamente con ellos y comprometernos en construir todos juntos un nuevo sindicalismo, unitario, verdaderamente sindicalista y revolucionario, que suponga una verdadera alternativa al viejo, paralizante, funcionarizado y fracasado modelo del “sindicalismo” oficial.
Ese es el nuevo sindicalismo que representa UNT, y este el llamamiento que hacemos hoy a todos los trabajadores: construyamos entre todos el sindicalismo del siglo XXI, el que evitará que volvamos a las condiciones laborales del siglo XIX.
Hoy como ayer, como mañana, como siempre, es 1º de mayo.
Las condiciones laborales de los trabajadores españoles llevan décadas retrocediendo de forma constante: cada vez el empleo es menos estable; los asalariados pierden capacidad adquisitiva y han de recurrir muchas veces a otros empleos a tiempo parcial o a falsear las horas extraordinarias para complementar el sueldo y así poder mantener a la familia; los procesos de externalización de servicios y la irrupción de las Empresas de Trabajo Temporal precarizan el empleo; se amenaza incluso el futuro de la Seguridad Social para exigir a los trabajadores nuevos esfuerzos de cotización; las indemnizaciones por despido se rebajan cada vez más hasta llegar al extremo de que el despido sale casi gratis, etc. Cuando la situación económica general era favorable se alegaba la necesidad de “ganar en competitividad”, y ahora que el capitalismo sufre una profunda crisis general se alega precisamente esa crisis como excusa para exigirnos nuevos sacrificios, pero entonces ¿es que siempre vamos a tener que resignarnos los mismos, es decir, los trabajadores, a ser los paganos de los problemas estructurales del capitalismo? ¿Acaso no es evidente que estamos desde hace décadas en pleno proceso de vuelta a las condiciones laborales de los albores de la Revolución Industrial, con jornadas interminables y sueldos miserables? Entonces, ¿por qué no hay una respuesta contundente del movimiento sindical ante este constante atropello a los derechos de los trabajadores, logrados tras tantos años de lucha y sacrificios?
Pasan los años, estamos en 2009 y nos toca celebrar la conmemoración del 1º de mayo, el Día del Trabajo, volviendo la vista precisamente a las reivindicaciones de hace más de un siglo, como si apenas hubiera pasado el tiempo: condiciones laborales justas y jornadas de 8 horas que sean suficientes para mantener con dignidad una familia. Reivindicaciones que, por desgracia, perecen no haber perdido vigencia.
Desde Unión nacional de Trabajadores (UNT) queremos denunciar este 1º de mayo de 2009 las dos causas principales de esta situación de vuelta progresiva a las condiciones laborales del siglo XIX: la propia dinámica interna de funcionamiento del sistema económico capitalista y la actitud vendida y traidora de los falsos “sindicatos” oficiales del Sistema, verdaderos cómplices de este proceso y principales responsables del parálisis actual del moviendo sindical, ya que no les interesa que las cosas cambien.
UNT propone cambiar la estructura actual de la economía sobre la base y los principios del Nacionalsindicalismo, devolviendo al capital su misión meramente instrumental –lo que supone también exigir la nacionalización de la banca- y haciendo que la economía esté al servicio de las personas, y no las personas al servicio de la economía.
Pero como para que ese cambio pueda producirse topamos con ese primer problema –aunque no sea el único ni el principal- de los falsos y caducos “sindicatos” oficiales del Sistema, principales beneficiarios del actual modelo que les permite vivir de la subvención y con la comodidad que da el estar a bien con el Poder, desde UNT queremos hacer también un llamamiento a los trabajadores españoles para romper definitivamente con ellos y comprometernos en construir todos juntos un nuevo sindicalismo, unitario, verdaderamente sindicalista y revolucionario, que suponga una verdadera alternativa al viejo, paralizante, funcionarizado y fracasado modelo del “sindicalismo” oficial.
Ese es el nuevo sindicalismo que representa UNT, y este el llamamiento que hacemos hoy a todos los trabajadores: construyamos entre todos el sindicalismo del siglo XXI, el que evitará que volvamos a las condiciones laborales del siglo XIX.
Hoy como ayer, como mañana, como siempre, es 1º de mayo.
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