Estimado
Sr. Valle:
Enterado
por algunos medios de comunicación (de más que dudosa objetividad, por cierto)
de sus palabras del pasado jueves, en la entrega de los Premios Ejército del
Aire 2014 (según refieren *, Vd. dijo: “Hago mías las palabras que un gran español dijera en un acto público tan lejano como olvidado: ‘nada de un párrafo de gracias, escuetamente gracias, como corresponde al laconismo militar de nuestro estilo”), en mi calidad de Presidente y Secretario de la Sección
Sindical de Unión Nacional de Trabajadores (UNT) en el Ministerio de Defensa en
Madrid, quiero transmitirle todo nuestro apoyo y comprensión.
Es
increíble que a estas alturas de la Historia determinados personajes de
indudable nivel intelectual y político, como el autor de las palabras que Vd. hizo
suyas, José Antonio Primo de Rivera, sigan siendo satanizados, aunque sea por
lo más sectario de esta sociedad (normalmente los que más presumen de “demócratas”
y “tolerantes”), sólo por sus ideas, demostrando con ello no sólo sus propios
complejos personales y políticos, sino también su gran miseria moral. Y es que, como es bien sabido desde hace miles de años, “los perversos con dificultad se corrigen, y el número de los necios es infinito” (Eclesiastés 1:15). Nada nuevo bajo el sol.
No obstante, y aun reiterándole nuestro
apoyo ante tan injustas y sectarias críticas, sí me gustaría matizarle algo
sobre la segunda parte de su frase: el acto público en el que se pronunció esa
histórica frase no está tan olvidado como Vd. cree. Prueba de ello es no sólo el
hecho de que miles de personas aún hoy (como es el caso de este sindicato, UNT)
seguimos defendiendo las ideas sindicalistas y nacionales expuestas aquel día,
sino también la polémica artificiosamente creada a causa de su frase. Si ese
acto estuviera tan olvidado como Vd. cree –o creía–, nadie habría montado tanto
alboroto. Créame, aún hay muchos miles de personas en España que, por una u
otra razón, lo tienen –tenemos– muy presente.
Reciba un saludo cordial.
En Madrid, a 1 de julio
de 2014.
Jorge Garrido San Román
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