A raíz de los últimos datos del paro,
el Gobierno se enorgullece de haber puesto los pilares de aumento de empleo.
Por el contra, la oposición expresa la inutilidad de las medidas llevadas a
cabo.
Pues bien, lo único que demuestran
dichos datos es que sigue aumentando el paro, pero no por las medidas
acordadas, ni por una oposición anquilosada en unas ideas ya caducas, si no,
sencillamente, por la propia inercia del sistema, porque cada vez hay menor
gente con trabajo, porque los pocos puestos de trabajo que se “crean” son
basados en contratos basura, porque los sueldos son cada vez más miserables,
porque hay quienes van jubilándose por lo que sus puestos de trabajo han de
cubrirse, pero en base a unas medidas que, a lo único que nos dirigen, es a un
sistema ya caduco: temporalidad, nóminas míseras, supresión de derechos,
movilidad laboral extrema, horario más allá de lo necesario, sin conciliación
familiar, etc….
Y ahora la oposición se queja de unas
medidas que iniciaron y apoyaron ellos mismos, quienes también congelaron o
redujeron sueldos, quienes acordaron también una reforma laboral en deprimento
de los trabajadores, de sus trabajos, sueldos y familias.
Por lo que no es merecedor de elogio
alguno, una situación que nos devuelve a un estado ya agotado y decrépito, a
una situación en la que, aún cuando no hay un látigo, un “amo” o un “señor”,
sutilmente se ha vuelto al mismo, sutilmente te dicen que en la puerta hay más
gente esperando, que aceptas o te vas.
De los datos se puede ver con
claridad que por cada parado que sale de ahí, hay tres personas que pierden el
trabajo, que la población activa cae en alrededor de 270.000 personas en 2.013,
y que hay un declive en la pauta de actividad. Y este último dato expresa la
facultad de mantener el gasto público que baja del 60%.
Se indica que todo ello, es por los excesivos costas burocráticos y
fiscales. Pues bien, en parte es por ello. Pero principalmente por un sistema
liberalcapitalista que, cada cierto tiempo, cae en crisis. Es decir, es un mal
endémico de un sistema que necesita de la crisis para seguir existiendo y que,
para ello, para su propia supervivencia le es necesaria “provocar” para
sobrevivir, para “encauzar” su propio sistema.
Para ello, nada mejor que una serie
de medidas que provoquen la sumisión del trabajador, con una serie de reformas
laborales basadas en lo ya indicado: temporalidad, movilidad, pérdida de
derechos, nula o escasa conciliación familiar, sueldos cercenados, etc….
Unas medidas que han adoptado tanto
los gobiernos supuestamente de “derecha” como los de “izquierda”, cada uno con
su punto de vista pero con un claro objetivo común: el sometimiento de los
trabajadores al hacer y deshacer de unos pocos, y vendándoles los ojos con el
de “no hay otra opción”, “es absolutamente necesario”, y, cada cierto tiempo, el
manifestar lo de “brotes verdes” o “ya se ve la luz en el tunel”.
No hay más solución que derruir un
sistema desfasado. Al igual que una finca que, por su estado, y por muchos
parches que se pongan, no solucionan ni asegura ni su firmeza ni su uso digno,
solo queda derruirla, limpiar, y volver a construir.
Pero no cualquier sistema ni el
mismo, ya que el comunismo no es más que un cierto capitalismo estatalizado y
burocrático. Ha de crearse un sistema basado en el trabajo, que es el verdadero
producto interior bruto (P.I.B.) que tiene un país, donde hay trabajo hay
convivencia, donde hay Justicia social, hay patria.
Un sistema verdaderamente sindical
basado en el trabajo y el trabajador, en el que estén implicados ambos, como
verdaderos sujetos del sistema y no como entes pasivos sometidos al mismo.
Los trabajadores somos parte
esencial, una pieza importante y necesaria en el engranaje y, para lo cual,
hemos de estar concienciados, comprometidos y ser militantes en la lucha por la Justicia Social.
Si somos parte inherente del sistema, también hemos de coger las riendas del
mismo.
No solo hemos de luchar por conquistar nuestros derechos, DEBEMOS seguir luchando por mantenerlos, razón por la cuál hemos de estar unidos. La razón y la unión es nuestra fuerza. Si no luchamos, estamos perdidos.
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